Cómo diferenciar entre crédito y préstamo, cuándo es necesario cada uno y otros puntos determinantes para solicitarlos.
Cuando el ahorro no es suficiente para un gran proyecto, es normal que consideremos tomar un préstamo o solicitar un crédito como alternativas. Sin embargo, antes de decidirnos, debemos saber que no son lo mismo, especialmente en lo que respecta a los intereses a pagar. Comprender esta diferencia nos ayudará a elegir la mejor opción para comprar un auto, pintar nuestra casa o cualquier otra meta que tengamos sin arriesgar nuestra estabilidad financiera.
Qué es un préstamo y cuáles son sus características
Un préstamo es un contrato por el cual una persona o una entidad financiera (un banco o una fintech), nos entrega una suma de plata con la condición de devolver esa cantidad más un precio en un plazo determinado.
El monto inicial que te prestan se llama capital y lo que te cobran por prestarte se llama intereses. A su vez, la persona o entidad que presta la plata se llama prestamista y el que recibe el préstamo se llama prestatario.
Normalmente, la devolución del préstamo (amortización) se realiza mediante el pago de cuotas regulares (mensuales, trimestrales o semestrales) a lo largo del plazo acordado. Cada cuota suele incluir parte del capital inicial prestado y los intereses acordados. Estas cuotas se calculan según diferentes métodos: método alemán, americano y el más común, el método francés.
Las entidades financieras también suelen cobrar ciertas comisiones, como de apertura, de estudio, de cancelación, etc. Básicamente, son gastos que nos cobra la entidad por hacer esas gestiones y que aumentan el costo de la financiación.
De qué se trata el crédito o línea de crédito
Por su parte, un crédito o línea de crédito es la cantidad de plata que una persona o entidad financiera pone a nuestra disposición. A diferencia de los préstamos, en los créditos no se nos entrega toda la plata de golpe, sino que la usaremos según necesitemos. Es decir, se nos entregará la plata según la vayamos pidiendo, sin sobrepasar la cantidad límite.
Ahora bien, los intereses de los créditos suelen ser más altos que los de un préstamo, pero como dijimos, solo se paga por la cantidad utilizada. Los créditos también se conceden durante un plazo, pero a diferencia de los préstamos, cuando el plazo se termina se puede renovar o ampliar.
El caso típico es la tarjeta de crédito. Por lo general, tenemos un tope para gastos mensuales que deberemos abonar en una fecha posterior.
Por ejemplo, si tenemos un crédito de $100.000, no significa que la entidad nos entregue esa plata, sino que es la cantidad hasta la cual podemos hacer uso. Un mes utilizaremos $60.000, otro $2.600, siempre con el límite de los $100.000. Cuando reponemos esa cantidad, nos siguen autorizando el mismo crédito para períodos siguientes.